domingo, 10 de abril de 2011

SENTENCIAS EJEMPLARES

Tras haber visto dos vídeos donde interviene el Juez de menores Emilio Calatayud realizo la siguiente reflexión crítica:

Calatayud nos hace hincapié en el cambio tan radical que ha habido desde hace unos 20años hasta hoy sobre la actitud que tienen ahora los padres hacia los hijos y viceversa. Hemos cambiado mucho en muy poco tiempo y esto es perjudicial para la sociedad, porque a las personas no les da tiempo a adaptarse a los cambios y se produce una cierta inseguridad.

Estoy de acuerdo con que se eduque utilizando el dialogo, pero claro está que a su vez manteniendo una cierta disciplina.
Este tema es muy delicado de tratar porque pienso que un padre ante la educación de un hijo, se encuentra en cierto modo, ante un camino que no sabe como afrontarlo o como actuar, como dice Calatayud: “¿los padres están preparados para ser padres?”. Pues no, pero los padres tienen que saber las obligaciones y los derechos que tienen como padres y educar envueltos en la responsabilidad, nunca defendiendo al niño, por algo incorrecto que ha hecho. Los niños se tienen que responsabilizar de sus actos. Si roban, por ejemplo, deben asumir las consecuencias; nunca protegerlos.

También habría que dar a los padres unas pautas y concienciarles para que en determinadas situaciones de riesgo sepan como actuar y cómo no. Lo difícil es concienciar y enseñar a aquellos padres que no tienen ningún interés de educar o cuidar a los hijos para que sean personas decentes en un futuro y se dedican a tenerlos conformados con toda clase de pequeños caprichos durante su infancia, caprichos que cuando ya alcanza cierta edad no se les conforma con cualquier cosa; consecuencia de ello, lo que normalmente estamos viendo en televisión y periódicos. (Vandalismo, violencia en la escuela, falta de respeto, etc.)

Por otra parte pienso que no siempre son los padres los culpables de todo, puede darse el caso que en una familia donde los progenitores no se preocupen demasiado de la educación de los hijos, éstos adquieren los valores necesarios para adaptarse a nuestra sociedad y es porque, además de la familia, influyen también la escuela, los amigos, la propia personalidad, etc.

Calatayud menciona dos escalones importantes que influyen en el niño: el primero sería la familia y el segundo la escuela.
Hace mucho hincapié en la educación en la escuela y yo, personalmente, estoy de acuerdo con él. Algunos profesores sólo se ocupan de dar sus clases y hacer los exámenes y teniendo en cuenta que el niño permanece en la escuela muchas horas, sería fundamental que se preocuparan de inculcar unos valores y normas de convivencia.

Calatayud dice que los chavales olvidan sus obligaciones en cuanto a sus padres o su familia y tiene razón, ellos siempre reivindican sus derechos, pero ¿y los deberes? Eso se les olvida, porque no les conviene y no se les enseña a respetar.

Quizás para que el niño asuma sus deberes, los padres, deben mantener una cierta disciplina, y como en todo, existe un término medio, lo que hace falta es saber encontrarlo y puede que también se deba intervenir en ese aspecto porque creo que muchos padres no saben tratar con sus hijos y que hay muchos hijos que no saben tratar con sus padres, no negocian, no dialogan, (de padre a hijo, no de “colegas”) pero debe ganarse la confianza del niño para que puedan entenderlo dentro de lo posible e intentar ayudarle.

Para ello necesitamos la ayuda y cooperación de todos y cada uno de los individuos de esta sociedad, puntualizando sobre todo en la familia, la escuela, el entorno más cercano del menor.

Pienso que debe ser difícil juzgar pero, como Calatayud, opino que debe haber una coherencia entre las leyes y nuestros valores propios de lo que es justo o no.
El problema de las sentencias a menores no está en dictarlas sino en su ejecución; la ley tiene una naturaleza educativa y hay que crear los recursos necesarios para que sea mucho más productiva. Este juez habla de lo efectivas que son estas sentencias que obligan a los menores a recibir un tratamiento educativo. Ayudan al menor a aprender los valores necesarios para introducirse en la sociedad y fomenta el servicio en beneficio de la comunidad; aunque esto no quiere decir que se eluden las connotaciones necesarias de castigo.
Así, poco a poco, llegará el ''día'' en que se reduzcan los casos de delincuencia que se escuchan habitualmente, a través del dialogo y sabiendo llegar a la manera de enseñar, sin imponer la fuerza y con respeto hacia los demás.

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